Algunas personas no entienden la diferencia entre prosperidad y prosperidad falsa.
Ellos creen que para ser una persona prospera, una persona tiene que
tener una abundancia de dinero o bienes materiales. Mientras que el
dinero es parte de la ecuación de la prosperidad, no es
lo único. Cuando vemos la palabra “rico” en la Biblia, se refiere a
totalidad, con nada perdido o quebrantado en su vida.
Piense en prosperidad como un pastel con muchos
pedazos, cada uno llevando el aspecto de las promesas de Dios—sanidad,
dinero, liberación, una mente sana, un matrimonio feliz, etc. Satanás se
robo los pedazos del pastel cuando Adán desobedeció a Dios en el Jardín
de Edén, pero Jesús vino a la tierra para restaurar el pastel de prosperidad. Prosperidad
verdadera es tener todo realizado en cada área de su vida, desde sus
finanzas hasta su relación con otros. Es parte de la vida abundante que
Dios ha diseñado para cada creyente.
Prosperidad falsa, en lo contrario nace a menudo de una necesidad para gratificación instantánea. Es teniendo la apariencia de prosperidad,
sin la verdadera sustancia. La sociedad nos enseña que es aceptable
adquirir artículos de lujo que no podemos proporcionar a crédito,
comprar ahora y pagar luego. Esta mentalidad promueve el descuido de
gastar mientras por fuera las personas le verá como si fuese próspero
(a), realmente se está destruyendo. Acumulando deudas y comprando cosas a
crédito no es lo que Dios quiere para su vida. Él quiere que usted sea
el prestador y no un prestatario porque haciendo préstamo de otros le
pone a usted en posición de ser el sirviente de deudas. Romanos 13:8
dice que no debáis a nadie nada, sino amar el uno al otro. Cuando Dios
bendice a las personas con riqueza El no añade tristeza (Proverbios
10:22).
Debemos de querer lo mejor de Dios en cada área de nuestras vidas,
especialmente nuestras finanzas. Después de todo, es la voluntad de Él
para nuestras vidas. En Eclesiastés 5:19, 20 dice “…Asimismo, a todo
hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para
que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de
Dios (NVI). Parte del plan de Dios para la prosperidad significa el gozar del fruto de su trabajo y el vivir una vida financiera sana.
Muchas veces creyentes piensan que Dios les ha dejado cuando ellos no
experimentan un éxito financiero, pero Dios promete de proveernos en
cada área. Él le prosperará en sus finanzas si usted libera su fe y
permanece en Su Palabra.
Al igual que en cualquier relación de convenio, usted tiene una parte de lograr prosperidad verdadera.
Su trabajo es de andar en amor y buscar primero a su Padre Celestial y
Su Reino, en vez del dinero y cosas materiales (Mateo 6:33). Usted
también debe hacer que la Palabra de Dios sea su autoridad final. En
hacer esto, se pone en posición de aumentar.
La Biblia dice que es imposible servir a Dios y el dinero. Mateo 6:24
dice, “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y
amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis
servir a Dios y a las riquezas. Mientras que el dinero hace un sirviente
excelente, pero un amo terrible.
Personas sirven al dinero cuando sus propósitos son basados a cada
decisión que ellos toman. Esto se llama materialismo; o teniendo mala
relación con cosas materiales. Cuando usted constantemente se consume en
obtener y adquirir riquezas para así gratificarse en si mismo, o cuando
recibe su seguridad del dinero o bienes materiales, esta sirviendo al
dinero. Esto no es bueno.
Prosperidad verdadera proviene de una relación
sólida con el Señor y confiando en Él para Él también quiere que usted
tenga más que suficiente para compartir con otros. Al usted en
obediencia a Su Palabra, Él le bendecirá con mucho más. Cuando usted
opera en el sobre fluir en cada área de su vida, está operando en prosperidad verdadera, y esta cumpliendo el plan de Dios para que sea de bendición a otros.
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Prosperidad Verdadera vs. Prosperidad Falsa
Written By Misael Lorenzo Avila on domingo, 31 de marzo de 2013 | 11:11
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