El
Dios todo amor, misericordia y perdón es también un Dios correctivo, formador y
educador (Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien
quiere. Proverbios 3:12).
Muchas
veces vamos a hacer algo que quizás no está del todo mal ante esta sociedad o
este mundo tan relativos, pero pasamos por alto un solo y gran detalle, Dios no
es un Dios de tiempos, modas o lugares; es un ser eterno, de propósitos, estable
y coherente (Dios no es hombre para que
mienta, ni hijos de hombre para que se arrepienta. Números 23:19).
Las
sociedades están compuestas por seres humanos, nosotros por naturaleza nos
adaptamos al medio que nos rodea para sobrevivir de un modo más ´´cómodo´´,
pero muchas veces esa adaptación implica alejarnos, poco a poco, de la voluntad
de Dios, de sus reglas, de sus mandamientos, llegamos al punto de querer
acomodar los mandatos de Dios interpretando las escrituras para calmar nuestra
conciencia, aun sabiendo que hemos fallado, estamos más preocupados por fallarle
al mundo, a la religión, a los amigos, a la familia que por fallarle a Dios.
Ciertamente
Dios es perdón pero nosotros debemos dar unos pasos iniciales para gozar de ese
perdón, 1ro.: reconocer que hemos pecado, 2do.: arrepentirnos de lo que hemos
hecho y 3ro.: pedir perdón a Dios de corazón.
A
continuación les dejamos solo tres ejemplos contenidos en la biblia de hombres
que, conociendo el poder de Dios, pecaron y sus diferentes reacciones y
consecuencias.
1ro: Saúl (1Samuel 15:10-27); ungido rey de Israel, señalado por Dios, conocedor
de la palabra y los mandamientos, recibe una orden explicita y detallada de
Dios por medio del profeta Samuel y la desobedece, a muchos nos ha podido
pasar, el mayor problema estuvo en que quiso encubrir su falta, culpo a otros
por su pecado, desobediencia y falta de carácter, en vez de reconocer y
humillarse a Dios, dio excusas, mintió y se enalteció por su condición de rey,
se olvidó de quien lo había puesto allí, al ver esto Dios lo humillo delante de
todo el pueblo, poniendo sobre él otro rey.
2do: David (2Samuel 11:2-12:25); David, peco tomando a Betsabe, la mujer de otro
hombre, no conforme con eso, al saber que la mujer estaba embarazada, mando a
matar al esposo de ésta, al nacer el niño, Jehová lo hirió de gravedad, al ver
esta consecuencia de su pecado, David reconoció su pecado, se humillo, se
entregó a las manos de Dios para que el hiciera su voluntad, hizo sacrificio,
no obstante a esto recibió su castigo en obediencia a Dios; una vez más,
nuestro Padre muestra su infinito amor y misericordia, lo perdona y le concede
otro hijo, quien más tarde sería el sabio rey Salomón hijo de David.
3ro: Simón Pedro; todos conocemos el relato de como Pedro negó al
señor Jesús tres veces, aun después de haber prometido
que daría su vida por él, el maestro, le respondió, no me negaras una vez Pedro
sino tres veces antes de que cante el gallo, como la palabra de Dios se cumple
en toda su extensión, así paso; pero una vez más vemos actuar el infinito amor
y perdón de Dios cuando después de la resurrección, en su tercera aparición, se
presenta con Pedro y otros seis discípulos para hacerle saber que, a pesar de
su traición, él lo amaba y lo perdonaba y no conforme con eso lo envió a
apacentar a sus ovejas (Juan 21:15-19).
Dios
no es trivial porque, aunque queramos ocultar nuestros pecados, él conoce
nuestros pensamientos aun antes de tenerlos.
No
pensemos o sintamos que tenemos un Dios acusador que vive esperando que
fallemos para condenarnos, animémonos a conocer al Padre con perdón, amor,
gracia y misericordia infinita para sus hijos que se arrepienten del pecado, de
las malas acciones, de los pensamientos indebidos. Luchemos por tener día tras día una
relación más personal con Dios y comprenderemos que más que penitencias
repetitivas e interminables, sacrificios dolorosos o condenas y juicios
eternos, nuestro Padre celestial quiere nuestra OBEDIENCIA, comprendamos que Jesús
es libertad del pecado no cautiverio, que Jesús vino a borrar nuestros pecados
con su sangre no a recordarlos todo el tiempo.
El
cielo y la Tierra pasaran pero mis palabras no pasaran. Mateo 24:35´´. Es
nuestra decisión si queremos vivir siendo Saúl que nunca reconoció su culpa y
en lugar de eso se justificó en otros o si seremos David o Pedro que aun
sabiéndonos pecadores, vinimos humillados a los pies de Cristo para que él nos
exalte con su perdón.
Nuestro
Padre celestial es un Dios de propósitos no de tiempos o circunstancias…
Por:
Publicar un comentario